
Bajo el sol templado de octubre, visitamos Viñedos Azteca, uno de los proyectos vinícolas más auténticos del Bajío. Más que un espacio dedicado al vino, este lugar es una celebración de la historia, la cultura ecuestre y la pasión mexicana por transformar la tierra en arte líquido.
🌿 Una hacienda con historia
La propiedad que hoy alberga Viñedos Azteca fue una exhacienda del siglo XIX, testigo de la Revolución Mexicana. Aún conserva su estructura original en la zona central, mientras que las caballerizas, paneles solares y el ruedo charro son adiciones modernas que completan el paisaje. Desde 2000, Jorge Ferreira, su propietario, ha transformado este lugar en un símbolo de identidad nacional, combinando la crianza de caballos de raza azteca —un cruce entre cuarto de milla y andaluz— con la producción de vino mexicano.

Entre las áreas verdes del viñedo, se levantan pequeñas gradas donde los visitantes pueden disfrutar de espectáculos de charrería, ese deporte que representa el espíritu y la elegancia del campo mexicano. Todo esto rodeado de vides, historia y una atmósfera que huele a campo y tradición.
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🍷 El vino como homenaje
Cada etiqueta aquí tiene una historia. La más emblemática, “Pretexto”, nació como el motivo perfecto para regresar a México después de un viaje a España. Otras etiquetas, como “Caballo”, rinden tributo a las raíces del lugar: un blend de Cabernet Sauvignon y Malbec que combina fuerza, elegancia y carácter, igual que los caballos que inspiran su nombre.
Durante la visita, probamos tres estilos:
- Rosillo, un vino rosado seco con notas de frambuesa, manzana roja y lavanda.
- Caballo, tinto estructurado con cuerpo y personalidad.
- Apertura, un vermut artesanal elaborado con vino macerado en ajenjo y especias, ideal como aperitivo o digestivo.
Rosillo conserva un toque dulce natural gracias a la fermentación interrumpida, sin añadir azúcar. Cada sorbo revelaba la conexión entre la tierra queretana y el alma mexicana del proyecto.
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🧀 Quesos, música y alma mexicana
La degustación se acompañó de quesos Bocanegra, aceitunas y frutos secos, en un ambiente relajado, casi familiar. Mientras sonaba música en vivo, el paisaje se vestía de tonos dorados. A lo lejos, se podía ver la Peña de Bernal, símbolo del Valle de Querétaro.
Viñedos Azteca no solo ofrece vino: es un espacio para eventos, bodas, encuentros empresariales o simplemente para pasar un día rodeado de naturaleza. Todo aquí refleja un México que abraza sus raíces y las transforma en experiencias sensoriales.
🌞 Cómo llegar y qué esperar
Viñedos Azteca se ubica a pocos minutos de Tequisquiapan, a 3 horas de CDMX y a menos de una hora de la ciudad de Querétaro. El clima es templado durante otoño, invierno o primavera. No es necesario ser experto en vinos; basta con tener curiosidad y ganas de disfrutar.
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🥂 Un vino con sabor mexicano
Visitar Viñedos Azteca es encontrarse con un México orgulloso de su historia, que combina el arte ecuestre, la pasión por el vino y la hospitalidad de su gente. Aquí, cada copa cuenta una historia: la del campo, la de la tradición y la del alma charra que sigue viva en cada rincón del Bajío.




