La imagen de Morelos como un estado soleado, lleno de naturaleza, historia y gastronomía está posicionada a nivel nacional. Para conservar su liderazgo como destino de turismo responsable, el gobierno de Morelos lleva a cabo acciones que equilibran el desarrollo económico con la protección ambiental, la inclusión social y la preservación cultural.
Entre ellas, destacan iniciativas comunitarias y proyectos innovadores que refuerzan la visión de sostenibilidad. Amatlán, Cuentepec y Xochicalco ofrecen recorridos sostenibles bajo el liderazgo de guías locales. En Piedra Rajada, una sociedad de mujeres indígenas ha transformado su comunidad a través del turismo rural, ofreciendo cabañas, senderismo y actividades recreativas que generan ingresos directos y fortalecen el tejido social.

El agroturismo vincula a visitantes con actividades agrícolas y la compra de artesanías locales, fomentando cadenas de valor. En zonas arqueológicas se implementan sistemas de energías renovables, como iluminación sostenible y captación de aguas pluviales, que anticipan un modelo resiliente y responsable.
Morelos ocupa el segundo lugar a nivel país en turismo de salud y bienestar, sus manantiales, spas naturales, retiros espirituales y experiencias de sanación convierten al estado en el gran referente de descanso, equilibrio y renovación, un producto turístico que complementa la oferta nacional y responde a las nuevas tendencias de viaje.

El secretario de Turismo de la entidad, Daniel Altafi Valladares, ha señalado publicamente que “el clima inigualable, la diversidad de ecosistemas y la riqueza cultural convierten a Morelos en un laboratorio vivo para el turismo responsable, que ha comenzado a dar forma a un modelo que coloca a la ciudadanía en el centro del beneficio y a la sostenibilidad como eje de largo plazo”.
Explicó que sus Pueblos Mágicos como Tepoztlán, epicentro del turismo de salud y bienestar, ofrece experiencias que van desde el ascenso al Tepozteco hasta retiros holísticos y posadas boutique. Tlayacapan, con su herencia artesanal del barro, la cerería y su arquitectura colonial y festividades populares, lo ubican como un referente cultural. Tlaltizapán de Zapata que cuenta con manantiales y balnearios que invitan al descanso familiar, y Xochitepec ofrece a los visitantes encantos como la zona arqueológica de Xochicalco, nombrada Patrimonio Mundial por la UNESCO.
En un escenario donde la masificación, la pérdida de tradiciones y el deterioro ambiental amenazan la sostenibilidad global del sector, Morelos, la primavera de México envía una señal clara: es posible construir un modelo turístico competitivo y responsable.

