Visitar el Museo de Transportes Eléctricos de la Ciudad de México es como subirte a una máquina del tiempo. Desde el primer momento, el Museo te recibe con tranvías de carga y de pasajeros que, aunque ya no circulan, parecen listos para llevarte por toda la ciudad, como lo hacía hace décadas.
Clásicos sobre rieles: El tranvía Alfa Romeo
Entre las joyas del museo, destaca un tranvía de manufactura italiana de los años 50, ensamblado por Alfa Romeo. Su diseño Streamline y estética impecable me recordaron lo elegante que podía ser el transporte público. Estos tranvías funcionaron durante muchas décadas y fueron precursores del sistema de Metro. Amplios, aerodinámicos y con detalles de otro tiempo, eran mucho más que un simple medio de transporte.

El «Cerito»: Historia viva de Indianilla
Una parada obligada es el tranvía conocido como el Cerito, ensamblado en 1898 en los talleres de Indianilla. Esta pieza centenaria comparte muchas similitudes con los tranvías de Lisboa: mismo color, mismo diseño y la misma nostalgia. Para quienes alguna vez viajamos en estos sistemas en otras ciudades, ver uno en la CDMX es simplemente conmovedor. El cerito fue una estrella del cine mexicano, aparece en la película «La ilusión viaja en tranvía» del director español Luis Buñuel.

El primer trolebús: Silencio y eficiencia
Otro ejemplar icónico es el primer trolebús eléctrico de la ciudad, construido en 1937. Su pasaje costaba apenas 35 centavos, y estaba prohibido hablar con el conductor para evitar accidentes. Detalles como los letreros de normas, los sistemas de pago y los lacitos para solicitar paradas, hablan de un tiempo con reglas claras y cierta ingenuidad entrañable.
Los rituales urbanos y la vida cotidiana
El museo también conserva esa parte de la memoria chilanga que muchos olvidan: los boletos del trolebús que, si sumaban 21, eran pretexto para pedir un beso. Una tradición urbana tan ingenua como entrañable, que nos recuerda que el transporte también es un escenario para la vida y el amor en la ciudad.
El tren ligero y el cablebús: la evolución del viaje
Ya más cercanos en el tiempo, el tren ligero y el cablebús muestran cómo ha evolucionado el transporte eléctrico en la ciudad. El primero, que conecta Taxqueña con Xochimilco, es hermano menor del metro y sigue siendo esencial para muchos. El segundo, una incorporación reciente y aún desconocida para mí, ofrece una vista espectacular desde las alturas y promete ser parte importante del futuro urbano.
Un museo para recordar y valorar
El recorrido termina con una sensación de gratitud. Este lugar es una joya poco conocida de la Ciudad de México, donde se puede pasear sin prisas, tocar la historia y revivir momentos que marcaron generaciones. Si tienes oportunidad, no lo dudes: visita el Museo de Transportes Eléctricos. Es un espacio gratuito, lleno de cariño y memoria colectiva.
Museo de Transportes Eléctricos
Av. Municipio Libre 402, piso 3. Col. San Andrés Tetepilco CP 09440. Iztapalapa, Iztapalapa, Ciudad de México
Entrada Libre de Lunes a sábados de 10 am a 5 pm. Domingos 10 am a 2 pm.
Fuente: Basado en el video «Museo de Transportes Eléctricos de la CDMX«.
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