No todos los días tienes la fortuna de cenar con una destacada enóloga mexicana y uno de los chefs franceses más reconocidos. Si tienes la suerte de que esto te ocurra, lo mejor que puedes hacer es escuchar, preguntar y… ¡aprender mucho!
Gracias a la gentileza del restaurante ALMARA, tuvimos el privilegio de asistir a una cena maridaje en la que nos deleitamos con la armonía de sus platillos y los vinos de la Bodega mexicana Santo Tomás. Además, compartimos la mesa con Laura Zamora, la mujer más importante en la industria vitivinícola de nuestro país al frente de la prestigiada Bodega Santo Tomás y del chef Guy Santoro, responsable del menú que se sirve en todos los restaurantes y hoteles del Grupo Brisas en el país.
Estas fueron 5 cosas que aprendimos de estas dos expertos:
1. Un buen vino no compite, armoniza con el sabor de los alimentos
Un buen maridaje entre vino y comida da como resultado que ambos sabores se complementen, por lo que es importante no mezclar comida y vino en la boca y elegir un vino adecuado al plato que se presenta.
En nuestro caso, comenzamos la cena con un delicioso vino Chardonnay Blanc de vinos Santo Tomás de gusto ligero que combinó de maravilla con una entrada de atún y quinoa, hinojo y aceite de olivo. Aquí Laura Zamora nos recomendó sentir el aroma del vino antes de probarlo, distinguirlo y luego probarlo para identificar que la sensación en boca corresponda a los aromas en nariz. Al dar el primer sorbo, Laura nos invitó a ingerirlo antes y después de dar el primer bocado y percibir cómo el vino armoniza con el sabor de los platillos sin llegar a opacarlo.
Al igual que ocurre con la comida, donde se comienza con una entrada ligera de ensalada o fruta, la elección de vinos en una cena debe comenzar con los sabores más ligeros.
2. Solo acompañando todos los días la comida se aprende a maridar
Guy Santoro y Laura Zamora coincidieron que el conocimiento en el maridaje de los vinos tiene que ver con la práctica y su consumo diario con alimentos. Esta práctica se puede hacer en casa, ya que como apunta Laura, una botella puede durarnos en perfectas condiciones hasta 3 días, pese a que los expertos recomiendan consumirla el mismo día que se descorcha.
Para darnos un ejemplo claro del maridaje entre vinos y comida, degustamos el mejor plato de la cocina del chef Santoro, el lechon lechal con frutos secos, camote y pera al vino tinto. Acompañamos este manjar con el varietal Santo Tomás «Duetto 2009» el vino más gustado y vendido de la bodega Santo Tomás.
La sensación fue espectacular. Al dar el primer bocado del crujiente de cerdo, la grasa de la carne es muy notoria, pero al pasarla y sentir el cuerpo del vino en la boca, la grasa del siguiente bocado se siente mucho más ligera y deliciosa. ¡Un esplendoroso maridaje!
3. Por su aroma y color se conocen los buenos vinos
Laura nos comentó que la mejor forma para aprender a distinguir los sabores y aromas es hacerlo sin pretenciones. Nos comentó que muchos Sommeliers tienden a exagerar en las catas al expresar que en un vino debemos encontrar notas de bayas silvestres o madera de roble, cuando la verdad sea dicha, casi nadie sabe a qué huelen esos elementos. Aunque hay reglas que se deben tomar en cuenta, como que un buen Chenin Blanc como el Varietal 2015 que produce Santo Tomás siempre debe expresar un aroma a miel fresca, lo mejor es distinguir, en la medida de nuestras capacidades, los aromas que conocemos y nunca fiarnos de las descripciones de los fabricantes.
Al igual que el aroma, es importante distinguir lo que el color de un vino tiene que decirnos. Un vino tinto con tonos ligeros o claros nos habla de un vino joven, ideal para la comida diaria, mientras que un vino con tendencia al color rubí nos habla de un vino de crianza fuerte, ideal para un plato fuerte o una carne más sofisticada.
Sólo a través de la práctica se llega a tener un conocimiento real del tema.
4. Un buen vino mexicano no tiene que ser caro
A todos nos sorprendió gratamente saber que los vinos que más nos gustaron de la cena, como el Chenin Blanc y el Duetto de Santo Tomás rondan en el mercado entre $180 y $220. Se trata de un precio bastante accesible considerando la calidad del producto y sus capacidades de armonía con la comida mexicana.
Como mencionó Laura, un buen vino no tiene que ser caro o reservarse para ocasiones especiales. El vino mexicano es una excelente opción para el consumo diario, incluso es bastante saludable si se toma con moderación acompañando los alimentos.
5. Los accesorios son bonitos, pero lo importante está en la botella
«Las copas elegantes y los decantadores son muy bonitos, pero no sirven para nada, la parte más importante del vino está en la botella». Nuevamente Laura nos confío sus impresiones acerca de la percepción que se tiene del vino como un producto elitista. La verdad es que hay muchos aspectos de mercadotecnia que rodean al vino, pero lo verdaderamente esencial siempre estará dentro de la botella.
No te quedes con las ganas de comprobar en persona las maravillas de la cocina del Chef Santoro y los estupendos vinos de la enóloga Zamora en el Restaurante Almara, ubicado en Hamburgo 195, en la colonia Juárez. ¡Un estupendo lugar para alimentar el cuerpo y el intelecto!
Para más información y reservaciones visita: http://almara.rest
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