Desde 1948, la Casa Pedro Domecq tiene presencia en México, lo que la vuelve todo un referente en el vino de nuestro país. Todo inició cuando Pedro Domecq y Antonio Ariza, vislumbraron el potencial del Valle de Guadalupe, en Ensenada, Baja California, para la elaboración de vinos mexicanos de gran calidad, pero sin perder la tradición y el cuidado en la producción de vinos.
Su línea Château Domecq conserva esas bases para ser un aliado de la comida mexicana e internacional. Además, son vinos que pueden degustar tanto principiantes como expertos.
Para demostrarlo, nuestros amigos de Domecq nos invitaron, junto con otros medios especializados en la cultura del vino a una cata diferente, ya que nos tocó preparar los alimentos que degustaríamos con los vinos blanco y tinto de la línea Château Domecq y así como el vino tinto Reserva Real.
La cita fue en Menjant, lugar donde se reúnen los amantes del buen comer para conocer y adentrarse en las técnicas culinarias de una manera informal. Además, llevan a cabo diferentes actividades ligadas a la gastronomía. Al llegar, nos recibieron con una filipina y una copa de vino blanco Château Domecq. Ya dentro, vimos una serie de estaciones de cocina y bowls con verduras, carnes y especieros. Poco después Aurelié Skorupa, gerente comercial de Vinos Pernord Ricard México nos explicó que para esta cata, no nos darían los alimentos preparados sino que nosotros tendríamos qué prepararlos, cuándo conocimos el menú, se escuchaba un poco complicado. Afortunadamente, un chef nos guió para poder llevar a buen término los platillos.
Durante la preparación de los alimentos, Alberto Verdeja Winemaker de Domecq desde hace 17 años, nos platicó sobre los vinos que probaríamos los cuales recientemente fueron galardonados en el Concurso Mundial de Bruselas 2016. Nos explicó que al igual que una receta donde se prueban o huelen los ingredientes, para el vino hay que probar las uvas y decidir cuál es el punto ideal. “Hay que tener un buen ojo para las uvas, puede parecer sencillo pero, es todo un trabajo; hay que evaluar la piel, la pulpa, las semillas ya que en un punto se integrarán y serán la base del vino y hay que saber dónde y cuándo se van a agregar.”
Pero sobre todo, de acuerdo a Verdeja, en Pernaud Ricard se trabaja para que los vinos que se realizan, sean fáciles de tomar, amables al paladar, tarea que desde su punto de vista, no ha sido sencilla ya que se necesita de un sentimiento especial así como de un trabajo de acuerdo al tipo de vino que se quiere realizar, y eso lo pudimos apreciar durante la cata.
Château Domecq blanco cuenta con un sabor a frutas, cítricos y flores blancas. Para lograr ese sabor, se pone en barrica nueva para que adquiera las propiedades de la madera y el vino sea expresivo. De esta manera, da como resultado una bebida que ganó la medalla en el concurso mundial de Bruselas este año.
La mezcla de cabernet sauvignon, merlot y nebbiolo es la base de Château Domecq tinto, ganador de la medalla de plata en el concurso mundial de Bruselas de 2016. Las 3 uvas que lo componen son añejadas en barricas francesas de segundo uso ya que, al ser diferentes varietales, se tienen que equilibrar en barrica para que adquiera las propiedades que lo hacen un vino único.
Reserva Real es una etiqueta que en una palabra se define como equilibrio. A pesar de contar con la uva barbera, que posee una acidez elevada, se le agrega el cabernet sauvignon para que disminuya la acidez. El resultado es un vino de grata acidez, con taninos suaves y ligeros. Esto lo hace un vino distinto al de todas las marcas.
Ganar un premio suena muy complejo, considerando que hay otros países que tienen la cultura del vino más arraigada que en México, sin embargo, para Alberto Vardeja: “Además de obtener las medallas en los certámenes, resulta muy gratificante escuchar “me gusta tu vino” y que lo diga alguno de nuestros clientes, o aquellos que prueban nuestros vinos por primera vez, es lo que nos impulsa a trabajar día a día con pasión”.
¿Sabías qué..?
El Valle de Guadalupe también se le conoce como Valle de Calafia. Este nombre viene de la leyenda de la reina Calafia, una legendaria guerrera negra, relacionada con la mítica isla de California. En 1510, se escribió una novela de caballerías que fue muy popular en su época “Las sergas de Esplandián”; en dicha obra se menciona una isla de fantasía llamada California, gobernada por una reina llamada Calafia. Desde entonces, esas tierras desconocidas pasarían a llamarse California.
Sin Comentarios