No toda la cultura que exporta México al mundo es arquetípica, tampoco lo son la enorme variedad de experiencias para el paladar, que poco o nada tienen que ver con denominación de origen. Un ejemplo claro de ello son las más de 200 etiquetas y 54 casas Vinícolas que por tercer año consecutivo formaron parte de Fevino, el Festival del Vino Mexicano.
Y es que un país con regiones geográficas tan diversas como México, ofrece a los exploradores del paladar un amplio universo de posibilidades que van desde los prestigiados viñedos del Valle de Guadalupe en Ensenada, Baja California hasta las planicies de Querétaro, Aguascalientes y Zacatecas.
Etiquetas premiadas internacionalmente, catas, talleres y la oportunidad de probar y degustar una amplia variedad de y venta de vinos originarios de todas las regiones del país fueron algunas de las actividades que ofreció #Fevino a los asistentes que llenaron las instalaciones del Deportivo Lomas Altas de la Ciudad de México el pasado sábado 7 de Noviembre.
Con el auspicio de marcas premium como Audi, el Festival del Vino Mexicano demostró su poder de convocatoria al cambiar de locación, que a diferencia de la sede anterior en el Frontón del Campo Marte, ofrece la posibilidad de un amplio espacio techado, con amplio estacionamiento y una vista incomparable de la Ciudad.
Uno a uno, los asistentes pudieron degustar en la hermosa copa alemana que se les entregó al entrar al recinto, una amplia variedad de vinos blancos, rosados y tintos en sus variedades monovarietales, tempranillo y con diversos pasos por barrica.
Los cazadores de experiencias tuvieron la oportunidad de degustar y conocer de voz de los productores y comercializadores algunas de las etiquetas premiadas internacionalmente, como la casa Monte Xanic, del Valle de Guadalupe, que cuenta con más de 25o medallas internacionales.
Los asstentes a Fevino pudieron degustar las estrellas de la casa Monte Xanic, como el Sauvignon Blanc Viña Kristel y la etiqueta Ricardo de Monte Xanic, ambas ganadoras de medallas en certámenes tan importantes como el salón de Bruselas y Madrid.
Otra de las casas que llamó enormemente nuestra atención en Fevino fue la de Torres Alegre y familia, dirigida por el destacado enólogo mexicano Víctor torres Alegre, quien tras trabajar por varios años desarrollando los vinos de la casa Chateau Camou, ahora desarrolla y experimenta con sus propias etiquetas.
Fue un placer poder platicar de cerca con una verdadera eminencia como el Dr Torres Alegre, único productor en el país con doctorado en enología. A la pregunta expresa sobre su etiqueta favorita de la casa Torres Alegre, Víctor nos señaló: «Mi favorito es el Zifandel, porque lo desarrollé para maridar con los moles mexicanos, ¡mientras más picoso, mejor!».
Ademas de los aromas y los sabores, los vinos mexicanos se distinguen por la elegancia y belleza de sus etiquetas. Una de las casas que destaca en ese rubro es Vinos El Cielo, con sus etiquetas inspiradas en las estrellas, los cuerpos celestes y los pensadores que han dejado su huella en la astronomía.
Además de hacer excelente vino y maravillosas etiquetas, los productos res de Vinos El Cielo nos confesaron que pese a tener apenas 3 años como casa productora, ya han encontrado no uno, sino varios nichos de mercado accesibles para todos los gustos y paladares. Desde los que apenas comienzan en el consumo del vino, hasta los paladares más exigentes.
La industria vinícola de México ha crecido a pasos agigantados en los últimos años. Hoy en día, el vino hecho en México es sinónimo de calidad gracias al aprovechamiento de las ventajas geográficas, la implementación de tecnología y la implementación de estándares de calidad cada vez más estrictos.
Con eventos como Fevino, los productores Vinícolas de nuestro país demuestran que pueden ser competitivos fuera del país, pero también que pueden desarrollar un mercado interno con muchísimo potencial para desarrollar en los próximos años.
Por tercer año consecutivo Fevino nos demuestra que… ¡El vino hecho en México, está bien hecho!
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