«Lo maravilloso de los viajes, es que son adictivos, siempre hay oportunidad de perfeccionar los recorridos y visitar nuevos destinos. Como dice mi amigo Aarón:«Todos deberían proponerse conocer al menos una vez al año un lugar en el que nunca hayan estado antes».
Este viaje tuvo como punto de partida el DF con destino inicial a la ciudad de Villahermosa, Tabasco para posteriormente visitar Palenque, Chiapas, la zona arqueológica del mismo nombre y luego las cascadas de agua azul. Debido a la distancia por carretera decidí viajar de noche, ya que son alrededor de 12 horas en autobús hasta Villahermosa.
Tenía varios planes en Villahermosa, pero por desgracia el tráfico y el stress de la ciudad -tan parecido al del DF- aunado a lo limitado del parque-museo de La Venta (totalmente inferior al de Xalapa) decidí dejar la ciudad lo antes posible. Tal vez debido a la excelente colección de piezas de cerámica que ví en Xalapa, mis expectativas acerca de lo que vería en La Venta eran demásiado altas, el caso es que fuera del centro histórico no encontré muchas cosas que hacer, por lo que, después de pasar la noche, decidí moverme a Palenque ya que de todos modos regresaría a Villahermosa para tomar desde ahí el autobús de regreso a la Ciudad de México.
En el regreso a Palenque me falló el cálculo y me vi buscando hotel a las 3 y media de la mañana. Por suerte, el pueblo es bastante tranquilo y hay tantos hoteles y tan variados, que después de un rato encontré lugar en el Hotel Casa de Pakal a un super precio de $350 la noche. Es gracioso, pero todo tiene que ver con Pakal en Palenque, incluso vi la preventa de casas en el residencial «Pakal Inn», ja!
A la mañana siguiente salí muy temprano rumbo a la zona arqueológica de Palenque, un pueblo con una gran conglomeración de mochileros, debido a que es un excelente punto de referencia para visitar las ruinas, la cascada de Misol-Ha y las cascadas de Agua Azul. Ese día, llegué a una hora ideal para visitar las ruinas, así que después de dejar las maletas en el Guarda Plus, -el servicio de paquetería que ofrecen las estaciones de ADO en el sureste- tomé el colectivo que nos rumbo al sitio arqueológico.
Por desgracia me bajé una parada antes y recorrí el sitio al revés, es decir, visitando primero el museo de sitio y después las ruinas. El museo alberga una gran colección de estelas, cerámicas y dinteles, excelentemente conservados, pero que no compiten con la joya del sitio arqueológico: el imponente sarcófago del rey Pakal, pieza que por si sola, vale la pena el viaje.
La instalación que se construyó para resguardar el sarcófago esta hecha de cristal blindado con grabados alusivos a Pakal, se encuentra dentro de una sala a la que es posible acceder sólo cada 30 minutos, asi que es conveniente checar el reloj antes de iniciar el recorrido por el museo.
Después de visitar el museo, admiré por un buen rato los edificios más importantes de Palenque: El Palacio, el templo del sol, el templo de la cruz y el templo de la inscripciones, este último, cuenta con una estructura custiodada por un relieve con la representación de un cráneo de conejo de forma humanoide que bien podría haber servido de inspiración al artista suizo H.R. Giger.
El entorno natural que resguarda Palenque es un espectáculo por si solo. A pesar de que sólo hay 500 kms de distancia entre las zonas arqueológicas de Chiapas y Yucatán, el contraste de ecosistemas es completamente radical. Mientras en Chichén y Uxmal reina la vegetación seca y achaparrada en donde incluso es común ver iguanas y otros reptiles, en Palenque, una espesa selva y los sonidos naturales de agua corriente, aves y monos dan la bienvenida al visitante.
Después de mi visita a las ruinas, regresamos al pueblo Palenque a eso de las 3 de la tarde pero ya no pude encontrar transporte que nos llevara al parque sino hasta el otro día. Fue un poco frustrante perder toda esa tarde, ya que había acomodado el itinerario para visitar los dos atractivos de Palenque en un día. Lección importante: Es muy difícil visitar ambos lugares en un sólo día.
Por la mañana me encontré con algunos problemas para llegar a las cascadas, la opción era tomar un tour de $120 por persona, que sólo salía las 9, 12 y 16, y que garantizaba el transporte de regreso, pero limitando la visita a las cascadas a 3 horas y eso, condicionando el viaje a que hubiera mínimo 5 personas confirmadas.
Por suerte, después de mucho preguntar, al fin un policía de tránsito me informó que para visitar las cascadas basta con tomar el colectivo que va a Ocosingo y que sale cada hora a una calle y media de la estación de ADO. «Sólo tiene que avisar que lo dejen en la entrada del parque y luego tomar un taxi que ya espera ahí y que cobra $25 desde el cruce de la carretera hasta dentro del parque» dijo el rechoncho oficial. El boleto del colectivo cuesta $50 hace hora y media de recorrido y es posible regresar a Palenque de la misma forma.
Cabe destacar que la entrada tiene un precio símbolico de diez pesos, más otros diez que hay que aflojar para la causa del EZLN que en esta región sigue muy presente. El parque ecológico está muy bien organizado y cuenta con áreas de comida, sanitarios, un servicio de regaderas bastante eficiente y una gran cantidad de artesanías a muy buen precio, todo esto administrado por los habitantes locales y niños que ofrecen sus productos mientras bromean a tus costillas en lengua tzetzal o maya sin que te des cuenta.
Sobra decir que la espera valió la pena y que pasé un día increíble disfrutando de los paisajes y de las cristalinas aguas de las cascadas, que forman albercas naturales con relativa o nula corriente en donde es posible bucear o nadar al lado de los peces o simplemente sentarse a disfrutar de la fresca agua debido a la gran variedad de profundidades del río.
Recomendable visitar este destino durante la época de secas noviembre – marzo para disfrutar del característico color turquesa de sus aguas.
Ese mismo día, regresé a Villahermosa para hacer las paces con esa ciudad. Ya en viernes, la ciudad mostraba una cara diferente a la que conocí en lunes. A mi llegada pude disfrutar de la iluminación de temporada del puente atirantado que cruza el río Grijalva, y que es similar, -y hasta más bonito debido a la iluminación- al que tanto presumen los regios como uno de los máximos símbolos de Monterrey.
Por otro lado, en el centro histórico en el autobús turístico llamado «carromato» es posible recorrer parte del malecón y apreciar los monumentos principales, como la catedral de la ciudad, con sus imponentes torres gemelas de 80 metros de altura, las segundas más altas de México, solamente superadas por las de la catedral de Zamora de Hidalgo, en Michoacán (105 m).
Con algunas horas libres antes de tomar el autobús de regreso al DF , visité la zona de bares del malecón, ubicada a un costado del río. Ahí, una sucursal del popular restaurante de mariscos «El Rock & Roll» ofrece su especialidad: un popular tarro de cerveza oscura, preparado con salsa inglesa, clamato, limón y sal por la módica cantidad de $65, un buen trato considerando que se trata de un trago de… ¡un litro de cerveza!
De esta forma, en la lista de propósitos para este año he anotado ya la zona arqueológica de Tikal, y las ciudades de Las Flores y Antigua en Guatemala.
3 Comentarios
Buenos tips joven. Gracias
El parque del que hablas es agua azul ??… y si se puede visitar las ruinas e ir al parque el mismo dia ?
Así es Robert, se le llama parque al complejo de las cascadas porque hay cabañas, estacionamientos, restaurantes, puestos de artesanías y ducha públicas. Yo no recomendaría ir el mismo día a los dos lugares, Palenque requiere mucho esfuerzo físico para recorrerlo al 100% y Agua Azul requiere bastantes horas de trayecto, por lo menos 3 entre la ida y el regreso.