Viajar en solitario es uno de los tests de vida más interesantes y divertidos que se pueden experimentar. Un modo de juego en el que el presupuesto, el tiempo, el clima y el itinerario va sumando niveles de dificultad y que sólo los viajeros más experimentados logran sortear con facilidad.
Moverte así es una oportunidad para tomarle el pulso a los límites de tu cuerpo, a tu paciencia y a tu capacidad para socializar y adaptarte a los entornos más extraños.
Quisiera decir de forma contundente que no hay edad para viajar y para disfrutar de las nuevas experiencias. Ciertamente no las hay, solo que la dificultad del juego se vuelve más difícil en la medida que te haces mayor, porque cuando te das cuenta, la modalidad pasó de normal a experto sin que te dieras cuenta y tus treinta y tantos años son un Handicamp en contra en un mundo de viajeros jóvenes.
Si algo caracteriza a los viajes en solitario son los Hostales. Esos lugares “maravillosos” en los que puedes encontrar hospedaje barato, conocer amigos increíbles de todo el mundo y todo mundo se lleva bien. Mentiras, espejismos, utopías. A continuación describo algunas de mis experiencias, desde mi muy personal experiencia y desde la perspectiva de un viajero de más de 35 años por varios hosteles de Europa.
Los Hosteles NO siempre son baratos
Todo mundo piensa que es la opción más barata y que las limitaciones y carencia de comodidades se compensan con el bajo precio, pero al menos en mi caso no fue así. En Roma, un hotel de 2 estrellas, con cuartos separados, wifi, tv y duchas compartidas me terminó costando menos que un Hostel de moda como el Yellow Hostel, lleno de adolescentes enfiestados y con bar prácticamente a la puerta del cuarto.
Si tienes la mala suerte de que tu viaje coincida con un evento que no aparecía en tu itinerario meses atrás, los precios llegan a subir al doble. A mi me pasó durante mi estancia en Barcelona, ya que además del Festival Primavera Sound, que atrae a miles de turistas, la final de Copa entre el Barcelona y el Athletic de Bilbao inundó la ciudad con cien mil turistas que cotizaron las noches de hotel en niveles de hotel de 5 estrellas. Literalmente, en el pésimo hostel BCN GO pagué 40 euros por noche.
NO son el mejor lugar para descansar
Descansar y sobrevivir al ritmo de un Hostel es un nivel avanzado de viaje que solo los jóvenes valientes logran librar. No basta congeniar con tus vecinos de cuarto, su desorden y a veces su falta de higiene. También es necesario desarrollar la capacidad de dormir sin importar los ronquidos, las pláticas de media noche después de una noche de fiesta de tus compañeros y el check out madrugador de tus compañeros de cuarto de Singapur, que salen en el tren de las 5 de la mañana a Praga. (Sí, todo eso fue real, me pasó en el One180 Hostels de Berlin).
No son hoteles de paso, pero se usan para lo mismo
En su gran mayoría, los hosteles están llenos de gente joven en actitud de fiesta y no falta quien ligue en el viaje. Por lo tanto, tu posibilidad de que tus compañeros de cuarto se rindan a la posibilidad del sexo impudoroso en una litera compartida es bastante grande.
Pero permítame ponerlos en contexto: Imaginen una situación en la que, después de una larga jornada de caminar y pedalear alrededor de Barcelona, llegas al Hostel con la firme intención de caer dormido en tu litera. No conoces a tus compañeros de cuarto, porque te acaban de cambiar de habitación. Así que llegas, te subes a la cama de arriba y en minutos caes dormido. Después de un par de horas escuchas que alguien entra, se escucha en la cama debajo de tu litera susurros en inglés (por lo cual descubres que la parejita es gringa), oyes tronidos de besos, ropa cayendo al suelo y después… horas de gritos al más puro estilo de película porno. Son las 3 de la mañana, así que del morbo pasas al coraje, porque además del ruidazo tienes que soportar el horrible olor que inunda la habitación.
«Well, it could be louder» dice la ¿señorita? cuando descubre, sin importancia que te refugias en la pantalla de tu celular sin pegar el ojo mientras sale de bañarse a las 5 de la mañana. En definitiva, no siempre te encuentras con la gente más culta y brillante en un hostel.
No siempre tus compañeros de cuarto son agradables
Contrario a lo que dicen sus páginas oficiales o sus reseñas en TripAdvisor, no toda la gente en los Hosteles es amigable. Algunos solo se limitan a saludar, otros más solo hablan con sus compañeros de viaje y unos cuantos más tal vez quisieran platicar, pero su inglés es tan malo que se limitan a declinar con la cabeza tus intentos por socializar.
No todos los huéspedes son jóvenes… ni viajeros
No todos los huéspedes de los hosteles son jóvenes viajeros. Durante mi estancia pude ver a familias enteras de etnias gitanas y a algunas personas en situación de calle haciendo check in o descansando en las áreas comunes. Para muchas personas en Europa, una alternativa barata para dormir y evitar quedarse en la calle es acudir a los hosteles. Así que no te sorprenda toparte con ciertos «aromas» característicos durante tu estancia.
Finalmente, NO todo es malo en los hostels.
Aunque pasé algunas malas experiencias en Italia, Alemania y España, también debo reconocer que platiqué con gente muy interesante y con mucha buena vibra en todos los lugares donde me hospedé. En Alemania, el One180 Hostel tiene una área común denominada el meeting point donde puedes platicar con otros viajeros, ahí me encontré con un paisano de Tijuana que viajaba a una serie de conciertos de música electrónica. En ese mismo lugar quedé de verme con Mike, el bloguero responsable del sitio SecretCities Berlin y cuya entrevista pueden leer aquí en Alternatrip.
A pesar de todo, el Urbany Hostel de Barcelona se encuentra en una ubicación privilegiada y cuenta con buenos servicios como conectores USB y guarda equipaje y en Madrid, en el Hostal Las Flores el recepcionista en turno, un chico de Guadalajara, me ayudó a encontrar la mejor ruta para llegar al aeropuerto e incluso imprimió mi pase de abordar sin costo.
Los Hostels tiene una gran rotación de huéspedes. Así como te puede tocar un cuarto desordenado y llebo, en un golpe de suerte puedes quedarte un par de noches en una habitación limpia y sola para ti, como me ocurrió en Berlin y se puede ver en la foto.
Al final de cuentas, la decisión de hospedarte en un lugar u otro es meramente personal. Sin embargo, como viajeros debemos ser responsables de investigar lo más que podamos sobre los lugares en los que planeamos instalarnos para enfrentar a las maravillosas sorpresas que nos ofrece cada aventura. ¡Bon voyage!
5 Comentarios
Muy buenos datos, trato de evitar los hoteles u hostales en mis viajes, prefiero el camping, pero hay lugares que querre conocer y sera inevitable este tipo de hospedaje. Bien lo dices, hay que tratar de informarnos lo mas que se pueda.
Saludos
The Gunman
vamosarodar.mx
De eso se trata, de ver todas las alternativas. A veces hasta un hotel puede ser más barato que un hostel de moda. Saludos Gunman!
Si veo muy interesantes todas las opiniones que aca se comparten, pero me gustaría saber de que país los visitan más
No sabía que los “no jóvenes” no puedan ni deban ir a un hostel. He leído el post y con todo el respeto me parece desacertado y fuera de la realidad. Lo veo muy enfocado a Europa y Barcelona. Pero bueno. Un saludo de un cincuentón que usa hostels 😉
Las personas mayores no solo pueden ir a los hostels, también abundan en muchos de ellos. He estado en hostels en México, Estados Unidos y Europa y siempre he visto gente de todas edades, lo que es cierto es que el desorden, los olores y la fiesta es parte del riesgo que se corre al hospedarte en lugares que en teoría deberían ser baratos. En la práctica, me han resultado mejores las prestaciones de una habitación en AirBNB ya que los precios son similares a los de un hostel y la experiencia es radicalmente distinta.