En el imaginario colectivo, la ciudad de Irapuato es una pequeña ciudad rodeada de campos de fresas, como en la canción de los Beatles. Si bien esa postal corresponde atinadamente a la llamada «Capital mundial de las fresas», este rasgo es sólo una de las muchas caras de una ciudad que reúne historia, gastronomía y modernidad.
Hoy en día, tradición y tecnología se conjugan en los modernos campos agrícolas de Irapuato. Cientos de hectáreas cubiertas por macrotúneles y acolchados térmicos aceleran la producción de fresa y garantizan la calidad de este fruto insignia del estado de Guanajuato
Para conocer lo importante que son las fresas para Irapuato, hay que conocer un recorrido único: La ruta de la fresa. Un paseo en el que vivirás la experiencia completa: Desde la recolección en el campo de cultivo hasta su producción en conservas y platillos de la gastronomia local.
El recorrido comienza muy temprano, en el centro de la ciudad, el punto de encuentro es la torre del reloj, que se dice, fue un encargo del general Álvaro Obregón. Desde ahí, una camioneta tipo sprinter te lleva rumbio a alguno de los campos de cultivo de fresa en las afueras de la ciudad.
A bordo del transporte, nuestro guía José Antonio Ríco, nos da una breve, pero interesante introducción sobre la historia e importancia de la frutilla para Irapuato. Los tipos de variedades que se cultivan, entre la que destaca la Festival, Camino Real y Salviole y las propiedades de esta fruta como sus cualidades antioxidantes y su alto contenido en vitamina C.
El paisaje de los campos de cultivo freseros es espectacular. Túneles de cientos de metros de extensión se pierden en el horizonte. Aunque el sol apenas asoma, dentro de los macrotúneles, el clima se incrementa 8 grados, pero la experiencia sí que vale someterse a los caprichos del calor.
Cientos de miles de plantas de fresa, de un verdor esplendoroso de flores blancas y frutos rojos reciben al visitante con la abundancia característica de la tierra mexicana.
Nuestro anfitrión, el ingeniero nos explica un poco sobre el microclima y el efecto invernadero d elos macrotúneles, el sistema de riego por goteo y el colchón plástico con nutrientes que prolonga la humedad y el calor de la tierra, al tiempo que procura mantener a la fruta lejos del agua y la tierra garantizando su limpieza.
A continuación, el ingeniero Marco Sánchez, mejor conocido como Marquiño, nos invita a cortar la fruta y comerla directamente de la planta. ¡La experiencia es maravillosa! La fruta es perfecta, y aunque el primer impulso es tratar de limpiarla, la fresa se nos presenta en la mano perfecta y libre de impurezas.
En la boca, el sabor de la fresa es increíble. Más fresco imposible, la fruta tiene una consistencia exquisita, es jugosa y tiene un sabor agridulce que pone en evidencia su perfecto estado, ni muy tierno ni muy maduro. La experiencia de cortar de la planta el alimento que te llevas a la boca es incomparable, una experiencia que te pone en contacto con la naturaleza y te hace valorar el ingenio de nuestros ingenieros y campesinos para aprovechar las bondades de la tierra mexicana. ¡Sin duda, una experiencia única!
Por más de media hora recolectamos fresas perfectas, -esas que por lo regular sólo ves en las fotos de catálogo- hasta llenar a tope las canastitas que nos facilitan nuestros guías. Platicamos unos instantes con los campesinos que atienden estos modernos campos, tomamos decenas de fotos y así podríamos haber seguido por horas, pero debíamos partir al siguiente punto de nuestro itinerario en la ruta de la fresa.
De vuelta en la ciudad, nuestros guías nos conducen a uno de los muchos lugares del centro histórico de Irapuato que ofrecen en su carta platillos preparados con fresa como ingrediente central. En esta ocasión, disfrutamos de una deliciosa crepa rellena de queso y pollo cubierta con una exquisita salsa de fresa.
Una vez con la barriga llena, continuamos nuestra visita en una de las empresas íconicas de la ciudad: La fábrica de mermeladas La Cristalita. Una gran fresa de metal identifica a la empresa que fundó en 1965 un célebre empresario guanajuatense: Miguel Miranda, quien inició su producción con su propio sembradío de fresas.
Hoy en día, la empresa La Cristalita suma 52 años de historia como un caso de éxito para la industria local, ya que genera 50 empleos directos y produce mermelada, conservas, fresas congeladas y sus características fresas cristalizadas que se comercializan en todo el país.
La ruta de la fresa incluye una visita guiada por personal de la fábrica. Al interior de la planta conocemos todo lo que implica echar a andar los engranes de esta vibrante empresa. El proceso comienza con la selección de la fresa, las mejores y con mejor tamaño y consistencia se destinan a las fresas cristalizadas, que se preparan en tres variedades: cristalizadas azucaradas, con chile y cubiertas de chocolate. Su elaboración es prácticamente artesanal, ya que requiere la deshidratación y horneado de las fresas.
El resto de la fruta se destina a la producción de fresas congeladas y mermeladas. Cuando se destina a congeladas, la fruta se conserva a menos 27 grados, cuando se procesa para mermelada, se calienta a 70 grados en una olla de vacío, posteriormente se ajusta la concentración de azúcar y se somete a un riguroso proceso de control de calidad.
La Cristalita cuenta con las certificación ISO 22000 en grado alimenticio y licencia de la FDA para exportación a Estados Unidos. Además, continuamente se somete a las más estrictas certificaciones, lo que ha motivado a que muchas empresas recurran a esta empresa guanajuatense como proovedor.
¿Sabías que las mermeladas de la marca Great Value que se comercializan en Walmart se producen en La Cristalita? También se elaboran las marcas Altea y Very Good, ya que es una de las escasas empresas nacionales que puede responder a los estrictos estándares de calidad y los niveles de producción que requieren dichas transnacionales.
Además, de manufacturar productos orgullosamente hechos en México al mercado nacional y al de Estados Unidos através de dichas marcas, la empresa también suministra mermeladas a las mejores pastelerías de México a través de sus centros de distribución ubicados en Tlalnepantla, Estado de México, Veracruz, Torreón, Coahuila y Chihuahua.
Tras la visita guiada, el recorrido termina de manera magistral en los pasillos de la tienda de La Cristalita donde se pueden encontrar un universo de souvenirs de Irapuato: Desde fresas en almibar, licor de fresa y mermelada con chipotle o sin azúcar hasta artesanías, como destapadores en forma de fresa, servilletas y porta llaves con dicha figura. Aquí mismo también puedes probar las mejores fresas con cremas de tu vida, ya sea con crema natural o con chantillí.
Tras vivir la experiencia de la ruta de la fresa, te aseguramos que apreciarás de forma diferente al denominado «corazón de Guanajuato». Conocer los cultivos, sus procesos de producción y posteriormente degustarlas en algún platillo son solo una de las muchas experiencias que ofrece la oficina de Turismo municipal de Irapuato.
El costo del paseo es de $460 por persona, incluye comida, transporte y visita guiada. El recorrido tiene una duración de 4 horas y media y puedes contratar y reservar en el módulo de información turística en el jardín principal (Torre del reloj) o al teléfono: (462) 1296233 y (462) 1296034 o en el correo: moduloturistico@gmail.com
Para más información visita: www.turismoenirapuato.gob.mx
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