¿Eres de los que quieren perfeccionar el nivel de inglés, pero en tu país de origen no lo puedes conseguir? No te preocupes porque este problema es más común de lo que puede parecer y tiene soluciones más atractivas que las recurridas habitualmente. Muchos son los estudiantes y trabajadores que se esfuerzan día a día por familiarizarse más de cerca con el idioma anglosajón y ser capaz de dominarlo, sobre todo en el oral. Pero los profesores y academias particulares no siempre son el estímulo que se necesita para conseguirlo.
Muchos de estos centros te preparan única y exclusivamente para pasar un examen de nivel, y cuando te permites un momento de relax te das cuenta de que no has aprendido tanto como deseabas. Es por ello que el traslado a países de habla inglesa para aprender es un recurso cada vez más utilizado. Es la manera más común de obligarse a aprender definitivamente, puesto que para comunicarte vas a necesitar hablar el idioma. En este sentido, estos países se han adaptado bastante bien a la situación y ofrecen incentivos interesantes para que, sobre todo estudiantes, acudan en busca de la formación que necesitan.
Con frecuencia, los destinos más recurridos para aprender inglés son las grandes capitales de Estados Unidos o Reino Unido. Es la opción más lógica, pero cada vez más desgastada. Existen otras alternativas, que además se esfuerzan por relacionar la mejoría del inglés con la búsqueda de un empleo y con una oferta destacada de turismo. Si te ofrecen aprender, un trabajo y encima poder disfrutar de los encantos de un lugar paradisíaco, ¿qué esperas? En esta definición encaja bastante bien Sydney, la ciudad más poblada y grande de Australia, y que cada vez empieza a ser un destino más solicitado por población hispanohablante. Y eso tiene unas razones.
¿Por qué Sydney?
Difícil descubrir a estas alturas los encantos del país australiano, pero como siempre hay algún rezagado no está de más destacarlo. Sydney puede ser la alternativa ideal si tu intención es desplazarte a un lugar donde en tu tiempo libre tengas la sensación de estar de vacaciones. Además, unas vacaciones a elegir, desde la playa hasta la montaña. Aunque sin duda son sus litorales los más recurridos por el clima que azota al territorio oceánico. Es habitual ver a estudiantes en formación, que tras un duro día de trabajo, se marchan a desconectar a la orilla del Océano Pacífico.
Además, Sydney es una de las ciudades más conocidas del hemisferio sur por sus parajes naturales y sus zonas verdes. Muchas de ellas, decoradas con elementos arquitectónicos de gran valor como puentes y monumentos varios. Su puerto te conquistará, sobre todo por su destacada iluminación al caer la noche. Momento este ideal para aprovechar y hacer vida social, ya que la ciudad está llena de extranjeros que se marchan en busca de oportunidades. Esto da la posibilidad de conocer nuevas amistades y de encontrar incluso a gente de tu misma lengua.
El número de ciudadanos de habla hispana que elije este destino con estos fines se ha disparado en la última década. Eso es gracias al abanico de oportunidades que les da el gobierno australiano una vez llegados a la ciudad. Los estamentos políticos han tramitado un visado que permite a los que recién aterrizan en Sydney trabajar y al mismo tiempo estar estudiando inglés. No se permite que el empleo sobrepase la media jornada, pero puesto que el nivel de vida es mucho mejor se puede llegar a final de mes sin problemas.
Esta fórmula obliga a los estudiantes a matricularse en un programa de estudios cuya finalidad siempre será aprender el idioma. Como tal, el visado también implica tener un seguro, un alquiler, abrir una cuenta bancaria y solicitar el número de seguridad social. Una manera bastante buena, a la vez que sencilla, para legalizar a esos trabajadores potenciales en el país y no incitar a que se viva de forma ilegal.
De hecho, el gobierno australiano se ha puesto serio con este tema recientemente. A los inmigrantes que están desempleados, el ejecutivo les ofrece una ayudapara que puedan subsistir mientras se centran en buscar una nueva ocupación. El problema es que no todo el mundo la utiliza con esos fines, por eso, algunos partidos políticos ya están buscando dar un plazo de 18 meses como máximo para que estas personas aprendan inglés o en caso contrario se les retirará la ayuda. Incentivo más que de sobra para socializarse y culturizar al país.
Una medida que destaca la preocupación porque todo el mundo sea capaz de dominar el idioma oficial. Las familias de acogida son también otra vía bastante destacada para aprender inglés. Con ellas se puede practicar y de paso conocer sus costumbres y el estilo de vida que llevan. Pero si esto no te convence y prefieres organizar el plan por tu cuenta también existen más opciones. Ya que muchos de los hispanos llegados a Australia ofrecen actualmente asesoría y novedosos programas con los que ayudar a jóvenes que estén pensando en emprender el viaje que ellos ya hicieron en su día. Así, consiguen vivir de ello y ayudan a más gente.
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