Por Carlos Franco / @francochuck
Siempre había sido mi sueño manejar una Harley Davidson por las carreteras de los Estados Unidos. Y como bien dicen, las oportunidad tocó a la puerta en el momento más oportuno. Del 7 al 11 de julio del presente año, asistí a un congreso en Orlando, Florida y decidí cambiar un viaje a DisneyWorld con tal de cumplir uno de mis sueños más anhelados.
La forma de hacerlo fue rentando una preciosa Softail Heritage 2017 a través de eaglerider.com, el proceso lo hice en línea dos días anteriores a mi llegada. US$99 por la renta de la moto un día más $15 de un dispositivo GPS y $15 por una chamarra (chaqueta, cazadora o campera para los lectores no mexicanos).
Todo funcionó de maravilla hasta que llegué el día 8 de julio al negocio de rentas y me solicitaron en primera instancia mi licencia de motociclista. “No problem!” Con la licencia mexicana tienes derecho a manejar en EE. UU. por tres meses.
La sonrisa de mi rostro comenzó a deformarse cuando me informaron de gastos adicionales: $35 por un seguro, $11 por gasolina -de lo contrario debe devolverse el vehículo con tanque lleno-, $5 para tener cubiertos los peajes de autopista, $10 por si necesitara un servicio de grúa y otros $10 en caso de daños a terceros. Además, olvidé mencionar que sí bien el casco viene incluido, es un modelo de esos tipo casco militar que se sujeta con correas por lo que tuve que comprar unas gafas para sol de $20.
Bueno, casi $200 fue el costo total de la motocicleta pero diría mi primo «No compres artículos, compra experiencias»
Sin duda la experiencia lo valió, desde que salí del local de renta y comencé a avanzar por esa autopista de concreto hidráulico. El recorrido que decidí hacer fue de Orlando a cabo Cañaveral. Son 84 Km de prácticamente recta, nivel Del Mar, lo cual significa cero pendientes. Un camino muy noble para motociclistas que no llevan tanto tiempo rodando.
Salí del negocio alrededor de las 11:15 am. La autopista está en buen estado, salvo un par de baches sencillos de esquivar. El clima de ida fue espectacular, viento constante y ligera sensación de lluvia en el ambiente. El camino es línea recta, aun así, el GPS resultó muy útil. Llegando casi al final de la ruta y con mar a la vista aparece una bifurcación: Centro Espacial Kennedy a la izquierda y Cocoa Beach a la derecha.
De cohetes a playa elegí la segunda opción, así tendría más oportunidad de manejar la Harley, que fue mi objetivo en primer lugar. Antes de llegar a la playa se cruza un río llamado Banana River y unos metros más adelante aparece la rampa que nos conduce a los distintos embarcaderos para finalmente llegar al pueblo de Williamsburg. Ahí es donde está la playa Cocoa Beach.
Dejé la moto en un estacionamiento a un lado de la playa. Tomé la foto que abajo aparece. Me quité la pesada chamarra de piel, me arremangué los jeans, fuera botas y calcetines y a caminar un poco por la playa. La cual tenía un considerable número de visitantes siendo las 12 pm.
La renta de sombrillas era de $20 por lo que la mayoría de la gente llevaba su propia sombrilla y sillas plegables, otros tantos se colocaban debajo de un gran muelle sobre el cual había locales de comida y bebida.
Luego de caminar unos 300 metros decidí que era tiempo de volver a montar la Softail y explorar los alrededores desde la moto. Mi sorpresa fue que los estacionamientos alrededor de la playa son muy similares entre sí y luego de 20 minutos de caminar bajo el sol no encontraba aquel donde había dejado la moto.
Busqué en mi teléfono y me fijé cuál era la dirección que marcaba la foto que me tome en el estacionamiento. Acto seguido pedí un Uber hacia ese sitio, esperé 10 minutos casi hasta que el uber llegó. Tuve que revelar al conductor mi estupidez de no recordar dónde había dejado mi vehículo «Don’t worry» -me dijo- «All places around here look exactly the same».
Fue un alivio encontrar la moto sana y salva, de ahí puse mi GPS con dirección a Orlando. Está vez me mandó por un camino alterno sin casetas de peaje, lo que en México llamamos «carretera federal». Bonito el camino de regreso excepto por la lluvia.
Me llovió por varios tramos de la carretera, lluvia ligera que por momentos se volvió densa. Afortunadamente la temperatura era de 35 grados por lo que resultó refrescante. Pasé de largo un pueblo llamado Christmas cuya entrada la revelaba un pino con todo y esferas y renos en un costado de la carretera.
Entrando a la zona de Orlando arreció la lluvia a un punto en que sí tuve que orillarme en unos locales comerciales para esperar a que se detuviera. De plano llegué a un punto donde las gotas no me dejaban ver nada. 15 minutos después continúe con mi camino.
Llegué al local de renta de motos por la zona suburbana un poco lejos de los hoteles que hospedan a los miles de turistas que visitan Orlando. Tráfico ligero y caminos bien organizados. Sólo una vez debido a la lluvia crucé accidentalmente arriba de una banqueta que no estaba marcada con amarillo.
Devolví la moto en tiempo y forma y relaté parte de mi viaje a un empleado que no parecía importarle en absoluto por lo que me limité a dejar el papeleo y pedir un uber de vuelta al hotel.
Conclusión, la experiencia es recomendable para aquellos amantes del motociclismo de viaje. Considerando costos es una alternativa viable a los parques de diversiones. En términos de experiencia es una oportunidad para manejar una Harley Davidson en carreteras de primer nivel.
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